Cómo las decisiones de los CIO están moldeando el futuro del talento empresarial
En el correo electrónico que se escuchó en todo el mundo empresarial, Elon Musk declaró que TODOS los empleados volverían a la oficina o serían despedidos.
Arrojando así el mayor leño hasta la fecha sobre un encendido debate ejecutivo que hará estragos durante años.
¿Ha hecho su director general el mismo decreto?
¿O está leyendo esto en pantalón de pijama en su sofá?
Para los directores de sistemas de información y los equipos informáticos, el debate abre una serie de interrogantes más difíciles que la elección del vestuario.
A menudo porque las órdenes de la cúpula no son tan blancas y negras.
¿Vuelven los empleados a la oficina?
Sí.
¿Seguirán los empleados trabajando a distancia?
También, sí.
No es tan sencillo como «¿Lo harán o no lo harán?», sino más bien «¿Cuántos? ¿Dónde? ¿Cuándo?».
Y lo más importante: «¿Cómo hago que la experiencia de los empleados, y la seguridad que la rodea, sea idéntica independientemente de dónde trabajen?». Se levanta un nuevo amanecer A medida que se asienta el polvo de la pandemia y parece que va tomando forma una nueva normalidad, los CIO están saliendo de sus mandatos de tiempos de guerra de «mantener las cosas operativas» para enfrentarse a una nueva serie de retos.
La precipitada transformación que se les impuso está empezando a mostrar sus grietas.
- ¿Es la VPN que se cuelga con cinta aislante y sudor de ingeniero de redes realmente una solución viable a largo plazo?
- ¿Voy a seguir tratando con cinco transportistas diferentes para poder conectar esa oficina que está ocupada para un almuerzo de trabajo cada dos jueves?
- ¿Podrá alguna vez la oficina de China descargar un archivo de 30 MB en menos de una hora?
- ¿Cómo detengo los tickets de servicio para Office 365?
(¡Por favor, HAGA QUE SE DETENGAN!)
Aunque es divertido burlarse de algunas de las preguntas, las ramificaciones son significativas.
Especialmente en el clima económico actual. Se avecinan tiempos difíciles El próximo año para la economía no tiene buena pinta.
Guerra, precios del petróleo, inflación, tipos de interés.
La lista es desalentadora y cada vez parece más que nos dirigimos hacia una recesión.
Como resultado, los llamamientos de los directivos tanto a una transformación real como a apretarse el cinturón financiero se están escuchando por todas partes.
Las decisiones que tomen hoy los CIO determinarán literalmente el destino de la viabilidad financiera de algunas organizaciones dentro de 10 o incluso 5 años.
No porque ahorren un 10% de su presupuesto anual (y tendrán que hacerlo).
Sino por el impacto que esas decisiones tienen en la experiencia laboral y, por extensión, en la calidad de los empleados que pueden mantener en la organización.
La gente buena no quiere trabajar en lugares que dificultan su trabajo. Reencuadrar el centro del universo. El dilema requiere que los líderes de TI replanteen la visión de su mundo empresarial.
Antiguamente, la planificación de la red y la seguridad empezaba por el lugar donde se encontraban los empleados.
Después se extendía al centro de datos.
Ahora, los empleados están en todas partes.
El centro de datos es la nube.
Y el modelo se rompe.
Tratar de ajustar la red empresarial, la seguridad y la entrega de aplicaciones de hoy al marco de ayer es análogo a argumentar que la tierra sigue estando en el centro del universo. Reformular la experiencia del empleado requiere que los CIO empiecen, irónicamente, no por los empleados.
En su lugar, empieza por las aplicaciones y servicios a los que esos empleados acceden para hacer su trabajo.
Centrarse en la entrega de esas cargas de trabajo en cualquier lugar, de forma segura, es en realidad la base de la satisfacción de los empleados.
No se trata del futbolín ni de los días de salud mental, sino de la capacidad de conectarse, comunicarse, colaborar y construir sin problemas.
Sin esfuerzo.
Cuando la atención se centra en suministrar de forma segura cualquier aplicación a cualquier dispositivo, en cualquier lugar del mundo, y en hacer que esa experiencia no suponga ningún esfuerzo para el empleado, la cuestión de si los empleados vuelven o no a la oficina se vuelve irrelevante.